La decisión del presidente Donald Trump de aumentar del 25% al 50% los aranceles a las importaciones de acero y aluminio provenientes de México desde junio de 2025 ha tenido un impacto considerable en la industria siderúrgica mexicana, especialmente en el Estado de México, uno de los principales centros de producción y distribución de acero en el país. Esta medida incrementa los costos para exportadores y representa un obstáculo directo a la competitividad internacional del sector.
En el Estado de México, la industria básica del hierro y acero cuenta con 41 unidades económicas dedicadas a la producción y transformación de acero, abarcando desde manufactura hasta distribución. Según datos recientes, la producción nacional de acero en México enfrentó en 2025 su peor caída en décadas, con una contracción del consumo interno de más del 10% atribuida a la debilidad en la construcción y manufactura, y el efecto directo de estos aranceles en las exportaciones. Esta situación ha afectado el empleo y la rentabilidad de empresas clave en la entidad.
Para mitigar este golpe, industrias del Estado de México están apostando por la innovación tecnológica y la diversificación de mercados. Iniciativas incluyen el impulso a procesos de reciclaje de acero y fabricación de productos con valor agregado que puedan competir en condiciones diferenciadas, además de buscar alternativas de exportación hacia mercados europeos y asiáticos. Otra estrategia importante es intensificar el uso de herramientas digitales y optimización SEO, por ejemplo, focalizándose en términos como «proveedores de acero nearshoring México» y «acero sostenible México» para captar clientes internacionales interesados en productos con certificaciones verdes.
Además, el Estado de México se está posicionando como núcleo industrial clave dentro del esquema de nearshoring a nivel nacional. Gracias a su ubicación estratégica, conectividad y mano de obra calificada, muchas empresas acereras y manufactureras están redireccionando su inversión para consolidar cadenas de valor locales y regionales, lo que permitirá enfrentar con mayor resiliencia los embates del proteccionismo norteamericano. Se espera que las inversiones en tecnología y producción limpia contribuyan a la recuperación del sector en 2026.
En términos financieros, el impacto de los aranceles al acero se traduce en una caída estimada del 0.7% en el PIB manufacturero de la región, con consecuencias en la generación de empleo y la inversión industrial local. Se recomienda a las empresas adoptar estrategias de cobertura cambiaria ante la volatilidad del peso mexicano y fortalecer sus capacidades en inteligencia artificial para el pronóstico de demanda y optimización de producción.
